La cultura y la edad contribuyen a las experiencias de disfunción y angustia sexual en mujeres
Muchos estudios han demostrado que, a medida que las mujeres envejecen, es más probable que tengan un bajo deseo sexual. Sin embargo, la proporción de mujeres que presentan tanto un bajo deseo sexual como angustia asociada (conocido como trastorno por deseo sexual hipoactivo o TDSH) no cambia con la edad, según la investigación. Entonces, ¿por qué este trastorno se presenta?
Richard Hayes y sus colegas de la Universidad de Melbourne intentaron encontrar la respuesta a esta pregunta. El estudio incluyó a mujeres de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia que completaron una encuesta sobre la sexualidad.
Alrededor de 3500 mujeres participaron brindando su opinión en el estudio: aproximadamente una mitad de EE. UU. y otra mitad de Europa. Las encuestadas tenían entre 20 y 70 años de edad y estaban en una relación sexual en el momento en que completaron la encuesta, para así evitar que el deseo o la angustia se hayan visto afectados por el hecho de no tener pareja.
Qué descubrió el estudio
Bajo deseo sexual
Cuanto más mayores eran las participantes, más probabilidades había de que informaran tener un bajo deseo sexual.
Angustia asociada
Curiosamente, ocurría lo contrario con la angustia en torno al bajo deseo; había mayores niveles de angustia en las mujeres más jóvenes a pesar de que eran menos las que informaban tener un bajo deseo sexual. Esto puede deberse a la expectativa de las mujeres más jóvenes de tener un mayor deseo sexual o más actividad sexual, por lo que el contraste entre la expectativa y la realidad condujo a mayores tasas de angustia. En cambio, en el caso de las mujeres mayores, es probable que esperen perder el deseo sexual a medida que envejecen, especialmente después de la menopausia, por lo que se sienten menos angustiadas por ello.
Bajo deseo + angustia = trastorno por deseo sexual hipoactivo (TDSH)
El trastorno por deseo sexual hipoactivo o TDSH en mujeres se caracteriza por tener un bajo deseo sexual acompañado de un alto nivel de angustia relacionada con este. La proporción de mujeres con bajo deseo y angustia en el estudio fue similar entre las edades para todas las participantes. Dado que estos factores muestran tendencias opuestas junto con la edad, se explica por qué el TDSH no cambia significativamente a medida que avanza la edad.
Tablas adaptadas de Hayes R et al. (2007). Relationship between hypoactive sexual desire disorder and aging. Fertil Steril. 87(1):107-12.
Diferencias entre las participantes europeas y estadounidenses
Un resultado interesante del estudio fue que hubo diferencias entre la proporción de mujeres estadounidenses y europeas que informaron tener un bajo deseo sexual y angustia asociada a diferentes edades.
Las mujeres europeas del estudio notificaron grandes diferencias con bajo deseo a medida que envejecían; de hecho, las participantes con edades comprendidas entre los 60 y los 70 informaron sobre ello casi cinco veces más que las que estaban en sus 20. Asimismo, se produjo un aumento del bajo deseo sexual entre las mujeres estadounidenses a medida que envejecían, pero este cambio fue menos drástico que con las participantes europeas (véase las tablas anteriores).
También hubo una mayor proporción de mujeres estadounidenses en el grupo de edad de 30 a 39 años que informaron tener un bajo deseo sexual, en comparación con las mujeres europeas. De hecho, más mujeres estadounidenses de este grupo de edad notificaron que también tenían angustia asociada con un bajo deseo, en comparación con sus homólogas europeas. Esta combinación implicó que existe una mayor proporción de mujeres estadounidenses de 30 a 49 años de edad con TDSH.
Las expectativas culturales y sexuales de las mujeres en los distintos países pueden haber contribuido a la respuesta de las participantes en esta encuesta.
Investigaciones futuras
Aunque el estudio de Hayes ofrece información interesante sobre el deseo sexual de las mujeres, todavía se desconoce mucho. Puede haber muchos factores que contribuyan a un bajo deseo sexual y angustia en las mujeres, lo que también puede revelar variaciones entre mujeres de diferentes países, como:
- Salud general
- Uso de tratamientos hormonales
- Uso de medicamentos
- Edad, salud y función sexual de sus parejas
- Duración de sus relaciones
Esperamos que, con más investigación, podamos proporcionar una imagen más completa para que las mujeres puedan tener algo de claridad sobre estas experiencias, así como más opciones de tratamiento.
Artículo de referencia:
Richard Hayes et al. (2007). Relationship between hypoactive sexual desire disorder and aging. Fertil Steril. 87(1):107-12.